Hummm, toda mi vida me la he tomado con calma... no irresponsablemente, pero mi mamá dice que si se cae el mundo, yo me hago a un ladito pa' que se caiga al lado y sigo como si nada...
Así laburo, así hago mis cosas, mi abuela lo dice, cada día con su afán, y es un hecho que a mí pocas cosas me afanan, y le pongo el tono de seriedad y de responsabilidad a lo que hay que ponerselo, pero igual me relajo y trato de trabajar contenta, además porque lo que hago me gusta.
Todo lo anterior va a lo siguiente: tengo secretaria, me la asignaron gracias a la pequeña carga laboral que me han puesto ultimamente, y aunque si bien es cierto, que eso me hace sentir contenta, no me pudieron poner a una secretaria más intensa, porque definitivamente en esta facultad no existe...
La niña es la telemercaderista de la Facultad, es muy pila y se le nota a leguas el espíritu emprendedor, pero simplemente me va a volver loca, todo es un drama, si el título se fué mal, todo es catastrófico, y casi casi apocalíptico, alcanza a despeinarse por cualquier cosa, y no sé porque, pero siento que la comunicación no fluye, no entiende cosas básicas, pero si se hace la más entendida con cosas más complejas, osea boba no es, montadora si... se nota que quiere ascender y es un hecho que la gente así lo logra, los que son así medio lambones, que definitivamente logran irritarme, y está bien por ella, pero me molesta que me saque de mi curso normal en dónde no hay que estresarse más de lo debido si se quiere ser productivo...
Ahora bien, lo bueno... porque no crean que me quejo sin reconocer lo bueno: la niña es súper mega eficiente, así que seguro no habrá inconvenientes con estos diplomados, no hago cartas, ordenes, ni nada por el estilo, los hace ella, ella envía correspondencia, y hace todo lo que yo solía hacer en cantidades pequeñas porque no era para tanto ni para tener secre... y se pilla cosas que a veces una, no se pilla... es un hecho si tuviera todas estas cualidades y no fuese lambona, me caería de pelos.
Bueno... pensamientos varios estos, en tarde de jueves, cuando intento relajarme, para no perder la costumbre
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